Esta diminuta estatuilla tallada en marfil de
mamut descubierta a finales de 1800, de tan sólo 3,65 centímetros de altura,
2,2 de ancho y 1,9 de grosor, continúa siendo un misterio para la ciencia a día
de hoy.
Se trata de una de las piezas
arqueológicas más famosas del mundo. Una estatuilla que, durante décadas, se
consideró el más antiguo retrato conocido de un ser humano. Sin lugar a dudas,
la Dama de Brassempouy, también llamada Dama de la Capucha, es una de las
esculturas más célebres de la historia por su gran antigüedad y su factura
extremadamente minuciosa y detallada.
Características y antigüedad
Esta diminuta estatuilla, de tan
sólo 3,65 centímetros de altura, 2,2 de ancho y 1,9 de grosor, continúa siendo
un misterio para la ciencia a día de hoy. Tallada en marfil de mamut,
representa una esquemática cabeza femenina, con rostro triangular y nariz y
cejas bien perfiladas. Sin embargo, carece de boca y ojos. Su cráneo aparece
cubierto por lo que para muchos especialistas sería un peinado sumamente
elaborado. Otros, creen que en realidad se trataría de algún tipo de gorra o
capucha
Su antigüedad se estima en un
periodo de tiempo comprendido entre hace 26.000 y 24.000 años. Por tanto,
pertenece al arte del Paleolítico Superior, más concretamente a la fase
Gravetiense.
La “Grotte du Pape”
En el año 1880, a 2 kilómetros de
la localidad francesa de Brassempouy, en el sur de las Landas, se estaban
llevando a cabo unos trabajos de acondicionamiento de una carretera que cruzaba
las propiedades del entonces conde de Poudenx. Fue gracias a esas labores de
acondicionamiento que se encontró la conocida como “Grotte du Pape” (Cueva del
Papa).
El aristócrata autorizó una
primera excavación en la gruta recién descubierta. Excavación de la que se encargó un farmacéutico y
arqueólogo aficionado llamado Pierre-Eudoxe Dubalen. Dubalen publicó un
artículo al año siguiente en el que daba a conocer los materiales encontrados,
clasificados como “magdalenienses”.
La cueva permaneció intacta
durante más de diez años hasta que en 1891 se realizó una segunda excavación
dirigida por Joseph de la Porterie, familiar del conde propietario de las
tierras, y Albert Léon-Dufour. Entre los dos recuperaron varias piezas de
marfil, confirmando que se trataba de un yacimiento muy prometedor.
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Boca de acceso a la “Grotte du
Pape”, la Cueva del Papa en la que fue descubierta la Dama de Brassempouy (Dame
de Brassempouy/CC BY-SA 4.0)
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Posteriormente, entre 1894 y
1897, realizó excavaciones en Brassempouy Édouard Piette, abogado que llegaría
a convertirse en juez y un absoluto apasionado de la arqueología. Pero sus
primeros pasos en Brassempouy fueron casi catastróficos.
Los organizadores del congreso de
la Asociación Francesa para el Avance de la Ciencia (AFAS), que se iba a
celebrar en Pau, le preguntaron por un yacimiento al que los participantes
pudieran ir a pasar una alegre jornada de excavación. Piette les recomendó que
se acercasen hasta Brassempouy. Entre tanto, el 10 de septiembre del año 1892,
De la Porterie, Piette y un miembro de la AFAS pasaron la tarde excavando en la
entrada de la cueva en compañía de Émile Cartailhac. Piette no imaginaba lo que
estaba a punto de suceder.
Dos días antes de la excursión,
una cuadrilla de peones accedió a la cueva para dejarla lista para los
excursionistas. Desbrozaron y allanaron parte de la entrada sin ninguna
supervisión y depositaron los restos arqueológicos que consideraron de interés
en una casa cercana. Entre esos restos se hallaba la primera estatuilla
encontrada en Brassempouy: partida en varios trozos por un golpe de herramienta
dado por uno de los obreros. Cuando Piette descubrió tales barbaridades, éstas
ya no tenían remedio. Pero lo peor aún estaba por llegar.
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Retrato de Édouard Piette. Museo de
Toulouse. (Didier Descouens 2010/CC BY-SA 4.0)
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La visita de los congresistas, el
19 de septiembre de 1892, constituyó un absoluto saqueo: cuarenta científicos
se lanzaron sobre la entrada de la cueva con picos, paletas o lo que tuvieran a
mano hasta llenar sus bolsas con todo lo que les pareció interesante. Por si
fuera poco, al día siguiente el yacimiento fue asaltado por excavadores
furtivos.
El descubrimiento de la pequeña
Venus
Finalmente, Piette se las apañó
para quedarse con los permisos de excavación, trabajo que llevaría a cabo en
colaboración con Joseph de la Porterie entre 1894 y 1897 de forma muy metódica
y meticulosa, dando una importancia excepcional a la estratigrafía.
Durante estas excavaciones, el
abogado encontró otras ocho estatuillas, ninguna de ellas completa. Entre ellas
estaba la Dama de la Capucha, cuyo aspecto exótico le dejó desconcertado y le
sumió en una gran incertidumbre. En una carta dirigida al director del Museo de
Saint Germain, explicaba lo siguiente:
"Nuestra excavación ha sido
productiva. El señor De la Porterie y yo hemos recuperado más de 40 dientes de
rinoceronte, algunos dientes de mamut, algunas mandíbulas de hiena, numerosos
punzones y cinco fragmentos de estatuillas humanas. Entre estos está ‘la cabeza
de una mujer adornada con una peluca egipcia’”.
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Su
aspecto exótico y su excepcional detallismo provocaron que, durante cierto
tiempo, su descubridor sopesase la posibilidad de que fuera falsa. |
Piette no pudo evitar pensar en
la posibilidad de una falsificación. De hecho, tardará en convencerse y seguirá
mostrando sus dudas en sucesivas misivas y anotaciones.
En una carta más detallada,
firmada el 21 de agosto de 1894, vuelve a reflexionar sobre la cuestión para
concluir que las estatuillas 'exóticas', una de ellas la "cabeza de mujer
de tipo mongoloide, con peluca egipcia", son auténticas.
A Piette le hubiera gustado saber
que los estudios más recientes realizados en el siglo XXI y con los recursos
técnicos actuales, confirman que, efectivamente, la Dama y las demás figuras de
Brassempouy que tanto le inquietaron son auténticas, aunque desde luego no sean
egipcias. De todos modos, sigue llamando la atención a día de hoy la
sorprendente complejidad del tocado de la estatuilla para una mujer del
Paleolítico Superior: el misterio de la Dama de Brassempouy sigue más vivo que
nunca aún en la actualidad.
Imagen de portada: Vista frontal
y perfil de la Venus de la Capucha. Museo Arqueológico Nacional de Francia.
Autor: Mariló T.A.
Fuente: Este artículo fue publicado
originalmente en www.ancient-origins.es
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