SITIOS MISTERIOSOS: El Calendario de Adán sería el monumento megalítico más antiguo del mundo


Ésta misteriosa construcción llamado “El Calendario de Adán podría ser la construcción más antigua realizada por la mano del hombre.

Se ha planteado, no sin polémica, que el Calendario de Adán pueda ser la construcción más antigua realizada por la mano del hombre. Apodado a veces como “El Stonehenge Africano”, es anterior tanto a Stonehenge como a la Gran Pirámide de Gizeh en decenas de miles de años. Situado en Mpumalanga, Sudáfrica, es un círculo megalítico de unos 30 metros de diámetro y su antigüedad ha sido estimada por algunos estudios en más de 75.000 años. Se han identificado en este monumento diversas alineaciones astronómicas y posiblemente sea el único ejemplo completamente funcional y en su mayor parte intacto de calendario megalítico del mundo.
El calendario de Adán está situado en Mpumalanga, una pintoresca región de Sudáfrica.
Esparcidas por toda la región montañosa de Sudáfrica existen miles de ruinas de círculos megalíticos. La primera estimación del posible número de estas ruinas se hizo en 1891 por parte del explorador inglés Theodore Bent. Calculó que habría unas 4.000 en esta región del mundo. Hacia 1974 la estimación se había elevado a 20.000. A día de hoy, el investigador y autoridad en la materia Michael Tellinger, ha estimado que el número de antiguas ruinas de piedra en esta parte del mundo puede ser de 100.000 o posiblemente mucho mayor. Algunos de estos “círculos de piedra” no tienen puertas ni entradas aunque la mayoría están conectados por una extensa red de canales que a menudo han sido identificados erróneamente como “carreteras” por algunos historiadores. Esta trama interconectada de ruinas circulares está inmersa en una aparentemente interminable extensión de antiguas terrazas agrícolas rodeando a estas estructuras. El Calendario de Adán está considerado el más famoso de entre este inmenso conjunto de ruinas. 
Captura de pantalla de Google Earth que muestra solo una muy pequeña parte de esta región sudafricana 
tan rica en ruinas y estructuras de piedra.
Conocido por los ancianos africanos como “El Lugar de Nacimiento del Sol” o “Inzalo y’Langa”, el lugar atrajo la atención del público por primera vez en el 2003 gracias al piloto sudafricano Johan Heine. Llevaba sobrevolando las montañas de Mpumalanga, en Sudáfrica desde hacía más de 20 años y se interesó en las miles de extrañas siluetas circulares de piedra esparcidas por toda la región, empezando a fotografiarlas. Al consultar a los expertos sobre su posible origen, se le informó de que eran restos de “kraal” (cercos para encerrar al ganado) dejados atrás por los pueblos de etnia Bantú cuando emigraron desde el norte alrededor del siglo XIV. A día de hoy esta teoría parece estar lejos de ser definitiva, ya que estas estructuras difieren bastante de otros diseños de “kraal” Bantúes para el ganado, que suelen estar construidos con matorrales espinosos, con una sola entrada y salida para las reses. Hay también varios miles de ellos repartidos en decenas de miles de kilómetros.
Kraal Bantú para el ganado.
Un accidente aéreo sufrido por un miembro de su equipo llevó a Johan a descubrir el misterioso círculo monolítico por casualidad. Encontrándose en ruta mientras buscaba a uno de sus pilotos cuya aeronave se había estrellado al borde de un acantilado, Johan observó una formación de grandes piedras que se alzaban sobre el suelo cerca del lugar del accidente. Al rescatar al piloto herido al pie del acantilado, Johan se aproximó a los monolitos y se dio cuenta de que estaban alineados con los puntos cardinales – norte, sur, este y oeste – así como con equinoccios y solsticios. Había al menos tres monolitos alineados en dirección al ocaso, pero en la cara oeste de estos monolitos se podía apreciar un extraño agujero en el suelo. Tras semanas y meses midiendo y haciendo observaciones, Johan empezó a sospechar que se trataba de un calendario de piedra.
Se ha llamado con acierto al monumento “El Calendario de Adán” ya que las piedras están colocadas de tal manera que nos permiten seguir el movimiento del sol, que proyecta sombras sobre la roca. Aún funciona perfectamente como calendario a día de hoy, basta con seguir la sombra del sol al atardecer, proyectada por el monolito central de mayor altura sobre la piedra plana que hay junto a él. Este notable calendario era originalmente una gran estructura circular de piedra semejante a Stonehenge y en el centro de su “círculo” encontramos dos piedras verticales que se dice que contienen grabados sobre su superficie. La silueta original del conjunto aun es claramente visible en las imágenes de satélite. Las piedras son todas dolomitas y el peso de cada una de ellas llega a las cinco toneladas, afirmándose que fueron transportadas desde una cantera distante del lugar en que se alza el círculo. Debemos observar que la región que rodea el Calendario de Adán es extraordinariamente rica en oro. Diversas prospecciones mineras se han realizado en la zona, siendo una de las minas de oro más ricas en funcionamiento en la actualidad la Sheba Gold Mine, en la región de Mpumalanga. No solo las ricas vetas de oro llamaron la atención allá por el 1880, sino también las pruebas de extracción de minerales por parte de antiguas civilizaciones que reseñaron por escrito los primeros europeos que exploraron la zona.
Plano del Calendario de Adán realizado por Rodney Hale con las alineaciones astronómicas tal 
como eran alrededor del 11.550 a. C. 
Los primeros cálculos de la antigüedad del calendario se basaron en el nacimiento de Orión, una constelación conocida por las tres brillantes estrellas que forman el “cinturón” del mítico cazador. La tierra gira en torno su eje, así que las estrellas y constelaciones cambian su ángulo de presentación en el cielo nocturno de manera cíclica. Esta rotación, llamada precesión completa un ciclo aproximadamente cada 26.000 años. Determinando cuándo las tres estrellas del cinturón de Orión estuvieron posicionadas paralelas (en horizontal) respecto al horizonte, es posible calcular la época en que las tres piedras del calendario estuvieron alineadas con estas estrellas. Según Tellinger, un cálculo realizado por el astrónomo Bill Hollenbach basado en el nacimiento de Orión en el horizonte sugería una edad de al menos 75.000 años. Un cálculo posterior realizado en junio del 2009 dio como resultado 160.000 años, basándose en el nacimiento de Orión “paralelo al horizonte” pero también en la “erosión de las doleritas” (un tipo de roca) halladas en el lugar. Algunos fragmentos se habían desprendido de las piedras que forman parte del monumento y se encontraban en el suelo, expuestos a la erosión natural. Cuando se unieron de nuevo estos fragmentos a las piedras de las que se habían desgajado se observó que aproximadamente unos 3 cm de piedra se habían erosionado. Esta medición ayudó a calcular la edad del conjunto utilizando el índice de erosión de la dolerita.
Michael Tellinger realizando pruebas acústicas en el lugar.
El último y más reciente descubrimiento en los círculos megalíticos del Calendario de Adán es el de las frecuencias sonoras de las formaciones rocosas procedentes del suelo por debajo de ellas. Con la moderna tecnología, Tellinger y otros científicos han sido capaces de detectar y medir frecuencias de sonido con propiedades acústicas, procedentes del terreno en el interior de los círculos de piedras y que son conductoras de la electricidad. Estas frecuencias sonoras de la tierra por debajo de las piedras adoptan la forma de flores de sagrada geometría al llegar a la superficie.
Hay aún mucho sobre el Calendario de Adán por comprender, incluido quiénes lo construyeron, cómo era su civilización y cómo lo  diseñaron con tan precisas mediciones. Quizás con el tiempo, más investigaciones ayudarán a encajar las piezas y a desvelar este misterio prehistórico.
Imagen de portada: Calendario de Adán, Mpumalanga, Sudáfrica (getaway.co.za)
Autor: Bryan Hilliard
Traducción: Rafa García
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net
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