La supervivencia de estas
especies por más de 200 millones de años, es paradójica.
Hembra de la especie
Chirocephalus diaphanus / Mario García París
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Investigadores del Museo Nacional
de Ciencias Naturales (MNCN) han localizado 9 especies de anostráceos en
pequeños medios acuáticos a lo largo de Castilla y León, Castilla y la Mancha y
Madrid. Este hallazgo completa los registros sobre Anostraca en el interior
peninsular, amplía sus áreas de distribución a zonas que hasta ahora no se
habían estudiado e indica que las densidades de anostráceos son mayores en
charcas de menor entidad que en grandes lagunas y humedales.
Anostraca es un superorden de crustáceos
branquiópodos que vive en medios acuáticos tanto salinos como de agua dulce.
Son especies consideradas como fósiles vivientes porque han logrado sobrevivir
desde el Jurásico (200 a 150 millones de años) sin cambiar su morfología. En
las salinas se crían como alimento para las mascotas de los acuarios y los cultivos
de las piscifactorías.
“La supervivencia de los
anostráceos a lo largo del tiempo es paradójica. Su vida es muy corta, porque
está ligada al carácter efímero de las charcas estacionales, pero han
conseguido perpetuar su existencia y forma desde el Jurásico”, según la
investigadora del MNCN Paula Rodríguez-Flores, coautora del estudio que publica
la revista Heteropterus Revista de Entomología. “Tienen un ciclo vital de
apenas 15 días y ponen huevos que se llaman de resistencia. Se quedan
enterrados en el barro y pueden soportar, e incluso necesitar, condiciones
hostiles para eclosionar cuando vuelven a entrar en contacto con un medio
húmedo, lo que puede tardar decenios”, continúa.
El muestreo de anostráceos
tradicionalmente se ha realizado en lagunas y medios acuáticos de gran tamaño,
sin embargo Rodríguez-Flores señala que han abordado el estudio en más de 200
charcones desde un punto de vista taxonómico, porque las charcas de menor entidad
presentan unas características ideales para encontrar grandes densidades de
Anostraca al no estar expuestos a la amenaza de los depredadores, en
comparación con las grandes masas de agua mediterráneas.
Los investigadores han localizado
en estas charcas y humedales de dimensiones reducidas, el hábitat de Artemia,
Branchinecta ferox, B. orientalis, Branchinectella media, Branchipes
schaefferi, Chirocephalus diaphanus, Phallocryptus spinosus, Tanymastix
stagnalis y Streptocephalus torvicornis.
“La continuidad de estas especies
en charcas naturales se ve amenazada por la falta de protección de estos
lugares. A la temporalidad y su pequeño tamaño, hay que sumarle los problemas
causados por los herbicidas y productos fitosanitarios”, aclara Paula Rodríguez-Flores.
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