Este documento maya del siglo
XIII, fue descubierto en 1965 por unos saqueadores, hasta ahora se había
considerado una falsificación.
El códice Grolier, un documento
maya del siglo XIII que hasta ahora se había considerado una falsificación, es
auténtico. El documento fue descubierto en 1965 por saqueadores en una cueva de
Chiapas, en México.
Este detalle ha hecho que,
durante cuatro décadas, se haya dudado de su autenticidad, pero la
investigación de un equipo de la Universidad de Brown, en EU, asegura que no
solo es auténtico sino que, además, es el más antiguo de todos los manuscritos
conservados de la antigua América. Los investigadores han publicado los
resultados del estudio en la revista Arqueología Maya.
El códice tiene 10 figuras
dibujadas, una por cada página, que representan iconografía maya asociada a
rituales y un calendario sobre el movimiento de Venus. Son unas páginas
arrancadas de un libro de al menos 20, pero las que faltan se han perdido. El
códice fue descubierto junto a otros seis objetos, entre ellos una pequeña
máscara de madera y un cuchillo de sacrificio con un mango con forma de puño
cerrado. Todos los objetos fueron aceptados como auténticos, excepto el códice.
El hecho de que fuese descubierto
por saqueadores y no por arqueólogos hizo que muchos aseguraran que se trataba
de una falsificación y eso se ha mantenido con el paso de los años.
“Se convirtió en una especie de
dogma que se trataba de una falsificación”, explica Stephen Houston, codirector
del programa de las primeras culturas de la Universidad de Brown e investigador
principal del estudio. Por este motivo, los investigadores decidieron estudiar
en profundidad el códice y revisar todos los estudios conocidos sobre el
manuscrito, pero partiendo desde cero.
“Decidimos volver a mirarlo con
cuidado, para comprobar las críticas de una en una. Y no puede haber la menor
duda que el Grolier es auténtico”, cuenta Houston.
Los investigadores han realizado
pruebas de datación por carbono, que ha fechado el documento en el año 1230,
han analizado la naturaleza del estilo, la iconografía, la artesanía del códice
y los datos científicos.
En 2007, un primer estudio
aseguró la autenticidad del papel pero no aclaraba el origen de los dibujos. El
actual estudio muestra que el códice entero es auténtico, tanto el papel, como
la inconografía. Según los resultados de la investigación, no puede tratarse de
una falsificación porque presenta elementos que no se habían descubierto en la
década de los 60, cuando el códice salió a la luz.
Algunos de los elementos que
prueban la autenticidad del códice son las deidades representadas que no se descubrieron
hasta muchos años después, o un color utilizado en el códice conocido como el
azul maya. “Pero hay muchas más pruebas como los detalles de los glifos, la
preparación de la base del yeso o los resultados de tres pruebas de
radiocarbono”, señala Houston. Según el investigador, la evidencia sobre su
autenticidad es abrumadora.
Años de debate
Los dos saqueadores que
descubrieron el códice lo vendieron a un coleccionista de reliquias mexicanas
llamado Josué Sáenz. Este lo envío a EU y acabó expuesto en 1971 en el club
privado Grolier, en Nueva York. El códice obtuvo su nombre de este club.
Después, en 1977, volvió a México donde ha pasado inadvertido durante años en
el sótano del Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México.
Existen otros tres códices mayas
que se encuentran en Madrid, Dresde (Alemania) y París. Cada uno de los
documentos lleva el nombre de la ciudad donde reside.
Todos los códices contienen
representaciones de rituales, horóscopos y profecías, la mayoría vinculados a
observaciones astronómicas al igual que el códice Grolier.
Los europeos son mucho más
grandes y más detallados que el Grolier, pero este último es más antiguo.
A pesar de las sospechas sobre su
autenticidad, los investigadores aseguran que la única apreciación posible a la
luz de sus resultados es que existen cuatro códices que sobreviven intactos a
la época precolombina.
“Y uno de ellos, es el Grolier”,
asegura Houston. Ahora, el museo debe decidir qué hacer con el códice acerca de
si lo expone al público o lo deja donde está, en lo que el investigador llama
exilio interno. “Las autoridades deben exhibir este tesoro de su país, que
además, es el único manuscrito maya de la época precolombina que queda en el
país donde fue creado”, concluye Houston.
Fuente: www.lagranepoca.com
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