“Estas huellas son la prueba de
que tenían una anatomía del pie y una forma de locomoción similares a las
humanas”, explica el paleoantropólogo estadounidense Kevin Hatala.
El médico holandés Eugène Dubois
fue la primera persona de la historia a la que se le ocurrió buscar en las
entrañas de la Tierra los restos de ancestros humanos. Se enroló en el Ejército
como cirujano para poder ser destinado a las Indias Orientales Neerlandesas,
las colonias gestionadas por los Países Bajos durante el siglo XIX en la actual
Indonesia. Y, en 1891, en las junglas de la isla de Java, Dubois encontró su
sueño: los restos fósiles de un “hombre-mono erguido”, al que bautizó
Pithecanthropus erectus. La evolución humana, planteada por Charles Darwin
cuatro décadas antes, quedaba demostrada frente al relato bíblico de la
Creación de Adán y Eva.
Hoy, reclasificado como una
especie humana, el Homo erectus sigue fascinando. Más de 20 de sus individuos,
entre ellos una niña o un niño, pasearon hace 1,5 millones de años por la
orilla de un curso de agua en la actual aldea de Ileret, en el norte de Kenia,
junto al Lago Turkana. Sus huellas fosilizadas, 97, ofrecen una insólita
fotografía de la vida cotidiana de esta especie, autora del dibujo más antiguo
de la humanidad y candidata a ser la madre de la nuestra, Homo sapiens. La
primera conclusión despoja por completo al ser humano de su singularidad
bíblica: los Homo erectus, que surgieron hace 1,9 millones de años y
desaparecieron hace unos 140.000, ya caminaban como nosotros.
“Estas huellas son la prueba de
que tenían una anatomía del pie y una forma de locomoción similares a las
humanas”, explica el paleoantropólogo estadounidense Kevin Hatala (izquierda), miembro del equipo que ha
estudiado los rastros.
El hallazgo de 22 huellas en
Ileret se publicó por primera vez en 2009 en la revista Science. Entonces, los
investigadores ya sugirieron la locomoción bípeda “esencialmente moderna” de
los Homo erectus. El nuevo estudio, publicado hoy en la revista Scientific
Reports, incluye más huellas, hasta llegar al centenar, y los resultados de un
concienzudo trabajo experimental.
Hatala y sus colegas han
comparado las huellas de los Homo erectus con las dejadas habitualmente en el
mismo sustrato por los daasanaches, un pueblo indígena que hoy camina descalzo
por la región de Ileret. Sus pisadas son “indistinguibles”. Los erectus adultos
que plasmaron sus huellas, casi todos machos, pesaban unos 50 kilogramos, como
los daasanaches, hoy amenazados por la construcción de presas hidroeléctricas
en la vecina Etiopía.
El científico estadounidense, del
Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig (Alemania), reconoce
la dificultad de averiguar qué hacían aquellos 20 individuos hace 1,5 millones
de años. “En el mayor yacimiento excavado, parece que un grupo que incluía a
varios machos iba caminando en paralelo a la orilla. Esto se podría interpretar
como un indicio de que era un grupo de individuos en busca de recursos
acuáticos, pero hay varias posibilidades y probablemente nunca sabremos con
certeza sus intenciones”, admite Hatala.
Pisada de 'Homo erectus' plasmada
hace 1,5 millones de años en Ileret (Kenia). KEVIN HATALA
|
Hace poco más de un año, su colega
Neil Roach, del Museo de Historia Natural de EE UU, en Nueva York, especuló en
una conferencia citada por la revista Nature que podría tratarse de las huellas
de un grupo de cazadores persiguiendo a un antílope. Los investigadores tampoco
descartan que se tratara de una patrulla de machos para defender el territorio,
similar a las que hoy se observan en las poblaciones de chimpancés. En
cualquier caso, la coexistencia de varios machos adultos en un mismo grupo
sugiere un grado de cooperación entre ellos, un comportamiento social que
diferencia a los humanos actuales de otros primates. Con un cerebro de 1.000
centímetros cúbicos, frente a nuestros 1.400, los erectus caminaban como
nosotros y actuaban socialmente como nosotros.
“Debido a la falta de datos
concluyentes, no podemos saber si otros parientes fósiles —como el Homo
habilis, el Paranthropus boisei o incluso algunos homininos que vivieron hace
más de 1,5 millones de años— también poseían una marcha bípeda similar a la
humana”, señala Hatala. El paleoantropólogo se refiere, sin mencionarla, a
Australopithecus afarensis, una especie célebre por el esqueleto de una hembra
hallado en 1974 muy cerca de Ileret, pero en Etiopía.
La anatomía de aquella
australopiteca, bautizada Lucy por la canción Lucy in the Sky with Diamonds, de
The Beatles, mostraba su capacidad para caminar de pie, posteriormente
confirmada por las huellas de la especie sobre las cenizas de un volcán,
grabadas para siempre hace 3,6 millones de años en Laetoli (Tanzania). Sin
embargo, existe una gran controversia científica acerca de si Lucy y su especie
eran exclusivamente bípedos o también pasaban tiempo subidos a los árboles.
Homo erectus es, de momento, el primer animal que caminó como los humanos
modernos.
Fuente: EL PAIS.com | Manuel
Ansede
Imagen de portada: Un pie comparado con una huella
fósil de 'Homo erectus'. KEVIN HATALA
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